Poniendo al margen los aspectos legales del asunto, no es un requisito constructivo tener un plan previo antes de poner el primer ladrillo. Pero si usted quiere ahorrar dinero, tiempo y dolores de cabeza le conviene tener el proyecto definido antes de empezar. 

¿Por qué? Porque en caso contrario, la cantidad de imprevistos que seguramente surjan implicarán desvíos de presupuesto y de tiempo que no coincidirán con lo que originalmente tenía en mente; y como no puede dejar la obra por la mitad, acabará invirtiendo mucho más de lo planeado. Siempre es muchísimo más económico probar sobre el papel. 

A partir de una primera reunión, en la que el cliente expone sus necesidades y recursos presupuestarios, se elabora una primera propuesta, que será conversada en la reunión siguiente. La cantidad de reuniones que supone el proceso será aquella necesaria para que el cliente quede satisfecho con el resultado final. 

El cálculo de los honorarios profesionales de un arquitecto no es un número arbitrario. Existe un equívoco general respecto a cómo se determinan este valor, según el cual se suele suponer que deriva de consideraciones circunstanciales. 

Por el contrario, los honorarios surgen de la aplicación de procedimientos objetivos y concretos, que dependerán de la jurisdicción en la que se trabaje; como ser, en función de los metros cuadrados o como porcentaje de un presupuesto estimativo de la obra.

Sí, claro. El proceso proyectual puede dividirse en diferentes etapas que son acumulativas y se diferencian en el grado de desarrollo que presenta un proyecto. La división usual es la de croquis preliminares, anteproyecto y proyecto completo. El cliente podrá comprometerse a abonar la etapa que su presupuesto le permita, para luego, eventualmente,  avanzar hacia las subsiguientes en función de su posibilidades y deseos.

Muchos propietarios consideran que invertir en contratar un arquitecto director de obra consiste en un gasto superfluo. Se trata de un error muy común que por lo general termina arrojando el resultado opuesto.

El director de obra es el profesional de la obra encargado de defender los intereses del propietario frente a los intereses del constructor o empresa constructora. No sólo garantiza que el proceso constructivo se lleve a cabo correctamente, evitando así la existencia de vicios ocultos, sino que además, controla la calidad y proporción de los materiales utilizados, y es el encargado de hacer cumplir el proyecto tal cual como fue decidido con el proyectista.

El Director ejerce una función para la cual el propietario no está preparado. Por lo tanto, la dirección de obra ayuda al cliente a ahorrar unos cuantos problemas que ni siquiera será capaz de resolver eficientemente. Y esto a un costo significativamente bajo en relación al costo total de la obra, y en comparación con los grandes costos que contribuye a evitar.

La documentación de obra consiste en una carpeta técnica en la que cada paso del proceso constructivo ya fue resuelto por el profesional a cargo. Como tal, forma parte de la documentación entregada al cliente cuando el proyecto alcanza la etapa de proyecto completo. 

Puesto que se trata de un compendio de información que contiene todas las decisiones constructivas de la obra, y que de esta manera, nada quede librado al azar, su importancia reside en reducir al máximo la aparición de imprevistos, y de esto se sigue un ahorro de tiempo, dinero y problemas.

La experiencia nos dice que toda decisión que se delega en el constructor, muy probablemente, irá en dirección contraria a lo que el arquitecto hubiera decidido.

Tu bolsillo y tu estabilidad emocional. (Ver ítem anterior)